Javier:
En vista de que no puedo conversar contigo te escribo esta carta para que sepas mi posición que tengo sobre el asunto que evitas tratar:
Me imaginé soñando con alcanzar la plenitud; pero no sólo la profesional, ahora me imagino más allá de todo eso, algo más puro y bello, el ser madre.
Sabes fallé pero ya nada puedo hacer, no me dejaré ganar por la vanidad, por la vergüenza o por la incapacidad de decir la verdad, defenderé a este hijo que esta en mi vientre, porque algún día él me defenderá a mi.
Lloraré, sufriré y pasaré hambre si es necesario, pero cuidaré a este hijo con orgullo, que si tú eres un cobarde no me convertiré en tu cómplice.
Si flaqueé, estoy tranquila muchas lo hacen. Quizás todos me den la espalda, me desespere, quiera gritar, pensar en… Pensar en lo que piensas tú, en deshacerme de él.
Pero, no lo haré, mí hijo mañana me recompensará mi sufrimiento, no me esconderé, un hijo es para llevarlo en alto y si tengo que llevarlo sola -lo haré no mendigare más amor para él ni para mí.-
Quizás nadie me entienda y todos me critiquen pero cuando mí niño nazca, todos lo aprenderán a querer, no le prohibiré que conozca el mundo, yo no soy nadie para hacerlo, lo dejare vivir.
Sabes, me imagino la gloria y el privilegio de llegar a ser madre aunque me siento abandonada por ti, pero por eso yo no abandonaré a mi hijo, ¡no lo haré! no esperaba la noticia de que ya estaba en camino, ¡pero vive! lo siento, no es mi culpa.
Lo dejaré nacer, se que me querrá, me amará y respetará, me dará grandes satisfacciones, limpiará cada lágrima que derrame por él, con dicha y felicidad, me pondrá sus manitas sobre mí cara para reconocer mi figura mientras sus ojitos terminan de madurar.
Pronunciará mi nombre con dulzura y cariño, y en sus ojos me traerá una mirada llena de amor, los que me harán recordar los momentos llenos de sentimientos y pensamientos compartidos contigo, sueños y anhelos, secretos, risas y lágrimas, y sobre todo, amistad.
Javier no dudes de tu paternidad porque la ciencia y la vida te demostrarán que no es así y no quisiera que te arrepientas el día de mañana.
No lloraré más, mis lágrimas y mí tristeza lo hacen sentir inquieto, porque aunque tu pienses que no hay nada todavía ya sus extremidades tienen dedos, sus ojitos pueden ver, sus oídos escuchar y dentro de una semana mi bebé responderá a las cosquillas y estímulos que le de, su cerebro ya esta completo, los dedos de sus manos ya muestran sus huellas digitales definitivas, mi bebé crece dentro de mí, por eso si lo separo de mi vida, siempre llevaré a cuestas un pecado, y aunque Dios me perdone, me preguntaré porque lo hice y me arrepentiré.
Aborto, que no es más que quitarle a ese pequeño que crece dentro de mi vientre, la oportunidad de vivir, en este mundo con defectos y virtudes, pero al fin vivir, este pequeño que pudo ser llamado hijo pero en cambio lo señalaste como estorbo.
Este estorbo que debiera de haber sido hecho con amor, pero que parece que fue tan sólo una tarde de calentura, un descuido, un accidente para ti, lo que para mí no fue así.
Cobarde sería si me atrevo a llamar "error" a mi hijo, pero sería mas cobarde aun si ni siquiera tengo la fuerza para hacerme cumplidora de las consecuencias de mis actos, y decido llamar a un par de contactos o hacerte caso, para que acabe con "el problema".
Sabes, también algún día mi hijo me dirá, gracias por darme la vida, como ayer yo di gracias a mi padre por haberme dejado nacer, por enseñarme a dar de intensa forma y nada esperar, por los consejos y las caídas, por enseñarme como es la vida.
Prefiero perderte, pues es preferible a perder a mi hijo. Prefiero dejarte, que vueles y encuentres amor verdadero, prefiero alejarme, a qué el día de mañana pueda hacerte daño y que este cariño que ahora nos une se convierta en odio y no pueda perdonarte.
Prefiero y quiero verte crecer, ansío que triunfes, que sigas tu camino.
Corre libre, anda, te dejaré marchar yo nunca pensé en atraparte con un hijo, nunca se obliga a querer a nadie.
Yo perdí muchas veces y muchas cosas en mi vida. Pero junto a ese "perder" hoy intento el valor de "ganar".
Pero solo he de pedirte algo: Que me permitas seguir en el trabajo, prometo que nadie sabrá que eres el padre de mi hijo, pero tan solo déjame quedarme en la oficina a trabajar porque sabes que necesito el trabajo ahora más que nunca para mí hijo.
Asimismo, solo permíteme decirle a mi madre que tú eres el padre de mi hijo. Como comprenderás a ella si debo decirle la verdad, créeme que me dolería perder a la persona que me enseñó tanto, ya que junto a ti aprendí mucho y es por eso que hoy parto de tu vida como mujer.
Yo te aseguro no tendrás ningún problema.
Si no me dejaras quedarme en la oficina te habrás llevado contigo, todas mis ilusiones sueños y esperanzas de alcanzar la plenitud de mi vida que es ser profesional en lo que en realidad me gusta.
Solo se que ahora ya no te necesito como padre de mi hijo, sino como jefe de trabajo para poder seguir adelante, para levantarme cada mañana, y sentir que el sol brilla con un nuevo resplandor.
Sabes, te borraré de mi memoria, ya no vivirás en mí, ya no me verás llorar, solo será un suspirar lo que mi alma guarde por ti.
Si esta petición llegase a parecerte demasiado, perdóname por dártelo todo.
Perdón si te he ofendido, con mi carta si en algún momento yo me equivoque. Quiero que sepas que soy humana y al igual que tú débil pude ser, pero con todo y mis defectos y errores, jamás te fallé.
P.D. Averigua las condiciones del nacimiento de Beethoven. “Si no hubiese nacido, la humanidad jamás hubiera podido escuchar su música”.
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